Mi historia es sencilla. Creo que fue hace 2 o 3 años, el interregno temporal no es decisivo, lo importante es lo que estaba pasando y lo que pasó. Por aquella época estaba escuchando bastante al que sigue siendo mi grupo favorito: Los planetas, tanto en ipod como directamente en disco compacto comprado también en Fnac.
El caso es que hacía ya un tiempo que estaba escribiendo cosas, para mí, en el anonimato, sobre todo a mano en cuadernos y papeles sueltos y también alguna frase ingeniosa en el caralibro.
Tampoco recuerdo el día exactamente pero tras terminar de leer Tokio ya no nos quiere y Lo peor de todo de Ray LORIGA decidí pegarme el madrugón un sábado después de haber dormido 3 o 4 horas escasas [la noche anterior había sido divertida y psicodélica (,) como alguna gran canción de Sidonie, pero esto es harina de otro costal que no viene al caso] y me encaminé a conocer al autor en persona en la feria del libro con ambos ejemplares bajo el brazo [que en su momento compré en Fnac Callao].
Fue un encuentro breve pero intenso. La intensidad siempre superará al tiempo de una relación, de cualquier tipo, lo llevo defendiendo (a capa y espada) y seguiré haciéndolo. Cuando admiro a alguien me acerco con respeto y saber estar, creo que tengo algo de empatía y de llegar a ser un escritor reconocido algún día lo que más me rechinaría serían groupies y/o fans variados torpes en sus formas, gritones y pesados.
Esperé pacientemente mi turno bajo un sol de justicia y cuando llegó mi momento le estreché la mano y le di los 2 volúmenes para que me los firmara como mejor creyese conveniente. Mientras ponía negro sobre blanco de su puño y letra le dije que algún día me gustaría ser un escritor reconocido, le hablé de mis influencias y le dije que gran parte de la «culpa» de enrolarme en la aventura literaria era por él y Bret EASTON ELLIS, ambos descubiertos gracias a un gran amigo que sigue teniendo propuestas interesantes y que también me descubrió grandes bandas de música alternativa.
Al acabar de firmarme/dedicarme el primero tuvo un instante de reflexión por nuestra breve charla y al empezar a escribir sobre Tokio ya no nos quiere la dedicatoria adquirió más empaque, magia y significado. La leí rápidamente por encima, le volví a estrechar la mano y nos despedimos cordialmente para dejar paso al siguiente de la cola.
De camino al metro de vuelta a casa me senté en un banco del Retiro a paladear con calma el texto que había plasmado en aquel par de hojas. Desde ese momento y hasta hoy (y lo que te rondaré morena) no he parado de seguir escribiendo con más ilusión (y responsabilidad) si cabe. Desde junio de este año escribo mi propio blog de música (y otro de cine) y hasta ahora la cosa no me va mal pero mi ambición es superior e intento que la humildad no se separe de mí en ningún momento.
La esperanza me sigue guiando y las ganas siguen intactas. Para mí los libros de LORIGA suponen de lo mejorcito que he leído y no puedo evitar ciertas reminiscencias con mi propia biografía al sumergirme en sus líneas.
Es una obviedad de diálogo de besugos pero ambas obras las compré en Fnac y siguen siendo las que reposan junto a mi cama al lado de otros ejemplares, los más mimados de la biblioteca de mi cuarto.
“Para
Pablo
con la esperanza de
que algún día seas
un colega de
profesión
Ray Loriga”