Archivo de la etiqueta: Ballenas muertas en San Sebastián (2014)

[Santander music festival 2014] Día 2/segunda madrugá. Fue eléctrico

10511332_10152791350545695_2475956155872422444_n

La alineación titularísima para el primero de agosto prometía emociones fuertes. Las expectativas serían superadas y como siempre volvería a ganar la música y el buenrollismo ilustrado (sónico).

En esta ocasión sería Eme Dj la encargada de interseccionar la suculenta tarta sonora coronada de atractivas guindas para la ocasión.

La habitación roja 6 (caralibro)

A dios lo que es de dios y al César lo que es del César.
De viernes, de cine. El empaque y el positivismo del magno repertorio de La habitación roja se descubrieron como el más placentero golpe encima de la mesa de todo el festival. Con un set list muy trabajado no dejaron lugar a las secundariedades y no pararon de derrochar liderazgo y saber estar. Ser el primero en abrir una jornada festivalera no tiene que significar ni mucho menos un papel secundario. El grupazo levantino se reivindicó de la mejor manera posible: luchando contra el molesto chirimiri de más que amenazantes nubarrones dando un bolo energético y de los que dejan huella. Tocaron prácticamente todo el grueso de su discazo La moneda en el aire sin olvidar hits e himnos varios como Voy a hacerte recordar e Indestructibles, ésta última con un semialargue acústico que la robusteció aún más si cabe, una obra maestra de la alternatividad pop de estribillo letal.

El final enmarcaría su gesta cerrando con la lumínica y gloriosa Ayer, cuyas postreras distorsiones retroalimentaron una última traca proWho para cerrar el círculo de una actuación memorable, de esas que ganan adeptos y refuerzan aún más a los seguidores más añejos. Jorge, Pau, Marc, José y Jordi, sencillamente gracias.

Love of lesbian 1

Con las pilas bien cargadas se podía afrontar con garantías el resto de asaltos. El contexto más expansivo llegaría de la mano del sexteto lesbiano, impecable en el espectáculo desde las presentaciones. Tijeretazos contra el aburrimiento: un show mayúsculo con luces de neón pese al inoportuno problema técnico que impidió implementar la ración completa de visuales de El poder de la tijera de Love of lesbian.

Todo el tinglao vino de la mano de Santi Balmes y sus muchachos rubricando la faena con una apoteosis final en que uno de sus miembros se atavió con la indumentaria perfecta para hacer bodyboard o bucear en busca de jugosa fauna marina para recorrer sin tocar el suelo (con ayuda de las manos y brazos en alto de los fans de John boy) el trecho que separaba el escenario de la torre de control. Una alocada azaña que se tornaría sin duda en la anécdota de la noche. Por el camino un incombustible, todoterrénico y airoso frontman se marcaría una versión del rafaelino Como yo te amo. Despedirse con la sintonía de la intro de True detective se antojó un gesto tan grande que todos los efectos de halo anteriores estaban más que justificados. Otro conciertaco electrificante a través del repertorio más cañero de los barceloneses.

El columpio asesino 2

Tras las penúltimas pinchadas del Dj residente para la ocasión llegaría el turno de los elegantemente incorregibles El columpio asesino, que volvieron a mostrar una dejadez profesionalizada exquisita tirando de cancionzacas de ayer y de hoy, desde su sistema Jersey hasta sus viajes a Berlín (momento discobailable máximo) pasando por sus temazos de más reciente creación cómo Babel y el homónimo de su último trabajo. El ciborg vocalbateril Álvaro Arizaleta volvió a dejar a más de uno y de una con el culo torcido para demostrar de la pasta que está hecho un artista virtuoso.

El double dragon electrónico de 2 many Djs jugueteando, entre otras lindezas, con temas de Chimo Bayo fue el encargado de finiquitar la jornada interrégnica del festival más grande de toda Cantabria, una jornada que dejaba un poso de peso que aún perdura en la retina de muchos y que patentizó toda la magia que se puede desplegar cuando se junta buena gente con ganas de pasárselo bien y músicos entregados al noble arte del rock y otros ritmos con buen gusto.

 

Fotografía: Vidala y Facebook


[El columpio asesino] Sintetizando nocturnidades

el_columpio_asesino_ballenas_muertas_en_san_sebastian-portada

Retorciendo el rizo. Si hay alguien que se desmarque de lo convencional ése es el quinteto navarro: El columpio asesino es una de esas bandas claramente personalistas e identitarias que ofrecen una propuesta fuera del circuito generalista, y lo vuelven a demostrar con Ballenas muertas en San Sabastián (2014), dónde los títulos de sus pistas y su acertada y coherente portada manifiestan que los tiros aquí van por otro lado.

Como los anillos infernales cosmovisionados por Dante el viaje se va desgranando a través de 9 espirales sonoras que confluyen en un mismo mensaje: elegancias malignas líricamente implosionantes envueltas en una opacidad de sonidos encriptados que crecen y se van enriqueciendo con cada escucha.

 

Aquí también se destierran los pasteleos, «quedarse a medias no mola nada. Te lanzas al vacío dándolo todo o mejor quedarse quieto» (Ramón Marc).

La alarma está a punto de estallar, la tensión llega a ser homicida. Damoclinianas estalactitas y estalagmitas, la senda es una adherente amenaza melódica que sientes detrás, muy cerca de ti. La fusión de estilos y su inconfundible sonido diferencial alcanzan nuevos picos gloriosamente escarpados. «Transitan por el camino que une electrónica con after punk buscando el reflejo en las sombras. Los sintetizadores entran a degüello tras la intro y comienza la sucesión de mantras marinos» (Álvaro Fierro).

 

La espectral y reptante Intro (Babel) nos lleva sin remedio al hitazo Babel, en el que El columpio vuelve a demostrar su frescura y eficacia para facturar otro (da gusto seguir gozando de la diamantina Toro) corte brutal, de primer impacto. A ésta se encadena Escalofrío, un temazo que va creciendo terroríficamente.

«Confeti negro, escaparates rotos por San Valentín»: la cuarta pieza, homónima de su empresa, no se queda ni mucho menos atrás para asimismo adquirir legitimasónicamente el halo de himno. Las voces de Álvaro Arizaleta y Cristina Martínez van turnándose en el cuadrilátero para asestar endiabladas y certeras ráfagas.

A la espalda del mar abre una segunda puerta siniestramente entreabierta para adentrarse de lleno en sombrías penumbras y atractivos oscurantismos. Ésta y Anzuelos se refuerzan con un manto de texturas sintetizadas desfiguradas con pulcritud.

En el descenso final hacia las últimas dosis nos esperan colmillos, dentelladas y espasmos para Susúrrame, frenetismo caleidoscópico en La lombriz de tu cuello y la condena ejecutoria irreversible con Entre cactus y azulejos, tintada de diabólicos coros.

 

Le dan otro vuelta más a la alternatividad configurándose en un «trabajo que busca y encuentra otros horizontes» (José C. Peña). Indiferentemente diferente, obra maestra de la dualidad vocal.

El que avisa no es traidor. No querráis (porque jamás podréis) encontrar paz y sosiego, una vez dentro será difícil huir. Neblinas constantes de enigmas intermitentes. Inquietante, incisivo, morboso, por fases humeantemente gélido, crudo, radical: el álbum te acecha desde la primera nota, no te da tregua, y antes de que te quieras dar cuenta te captura en un punto de no retorno con su electrificante tejido y sus punzadas crípticolaberínticas.

 

No os arrepentiréis: dejaros atrapar por uno de los mejores discos de éste ya mítico 2014. La formación ha vuelto más en forma que nunca para enrolarse en atmósferas lúgubres reforzando y revistiendo su música para dotarla de ennegrecidas capas y giros acústicos fatalmente seductores.